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Los Chats

23 octubre 2024
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​Hay avances que se vuelven en desgracia por diversas razones, recuerdo que en Londres hay una estatua dedicada al primer ser humano que fue atropellado por un auto y perdió la vida. Otro que me parece abona poco es el timbre que se coloca a la entrada de un establecimiento y suena cada que un cliente entra al lugar. Imagino a los empleados a punto de una crisis nerviosa con ganas de matar al autor de la idea. Otra idea infernal es la de la música de espera de alguna oficina. Está uno sentado sin hacerle daño a nadie y de pronto suena el jingle del controvertido tema de “El golpe” creado por el inolvidable Marvin Hamlisch. Para ser justos debo reconocer que hay dos inventos recientes que se le podían haber ocurrido a un idiota ya que son elementales pero por algún misterio de la evolución tecnológica llegaron de manera reciente a pesar de que me parecen luminosos. En mis tiempos las idas al cine requerían de suéteres y chamarras y no porque hiciera frío sino porque los que llegaban primero apartaban lugar para cinco parientes. Era muy molesto ya que se establecía una carrera por los mejores lugares lo que determinaba que uno llegara hora y media antes del inicio de la película para esquivar la primera fila. Todo cambió gracias a que a alguien se le ocurrió numerar los asientos y santo remedio, la cosas se compuso de manera determinante. El segundo invento es también muy sencillo, se trata de poner foquitos verdes y rojos arriba de los cajones de estacionamiento. En mi juventud pasé horas buscando un lugar y ahora me oriento como un marinero fenicio.



Estoy divagando ya que en realidad de lo que quiero reflexionar es acerca del chat.



El invento del teléfono celular es sin duda un avance, pero como cualquier avance tiene consecuencias indeseables. No contestar una llamada es siempre motivo de suspicacias diversas, ahora es muy común en estafas para gente idiota y la dependencia que hemos generado sobre este artefacto ha generado un nuevo término medico; la “nomofobia” que es el miedo irracional a olvidar el celular. Si uno pierde el móvil tendrá que hacer un recorrido kilométrico para averiguar los teléfonos de las conocencias. Sin embargo, el invento más popular para el que se usa este aparato es el chat. que entiendo sería muy útil si la gente tuviera algo inteligente qué decir como preguntar el tipo de cambio o la capital de Birmania pero no, la catástrofe se presenta en la forma, por ejemplo de un grupo de compañeros de la Universidad, que son docenas y entonces ocurre un fenómeno curioso; alguien da los buenos días y cuarenta lo replican. El problema se agrava cuando otro cumple años ya que recibirá las felicitaciones de todos, unas cosas que se llaman “memes” con pasteles y, seré ordinario, mamadas similares.



Una salida que se les ocurrió a los inventores de tal medio de comunicación fue la de silenciar el aparato de tal manera que cada que setenta personas manden un mensaje no suene una campanita de advertencia. Sin embargo, el problema es que entre fotografías chistes idiotas, pitos y flautas la memoria del celular se va agotando por lo que es menester vaciar mensajes de manera cotidiana.



El momento más prodigioso se alcanza cuando uno decide abandonar el chat ya que dicha acción se advierte como un acto de desdén que deja heridos a los contertulios en su amor propio y uno se siente con una culpa que dura por lo menos una semana.

Copyright © 2023 | Fedro Carlos Guillén Rodríguez

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