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Las Frases

11 diciembre 2024
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Hay frases que troquelan una de mis favoritas es: “soy un buen error cométeme”, refleja ingenio y agudeza, sin embargo, no es el tema que me interesa desarrollar brevemente, en realidad quiero enfocarme en aquellos dichos cotidianos que se utilizan con ligereza de ángel y que son idiotas o por lo menos absurdos. El primero es uno que se repite hasta la náusea “Por algo ocurren las cosas”. Tratemos de desmenuzar la lógica de esta frase, primero debemos ocuparnos de qué son las “cosas” por ejemplo un choque de autos, lo más probable y frecuente es que se deba a que alguien violó las reglas de manejo, se pasó un alto o venía trasteando el celular. Entonces la “cosa” es el choque y la razón es el descuido de un conductor que se convierte en el vaguísimo “algo”. La frase de marras ha sido ocupada de manera profundamente imbécil para explicar asuntos de la vida terrenal.

Veamos un ejemplo, una mañana en plena pandemia una amiga me pidió que la acompañara a hacer cola para una prueba de Covid, la hora de la cita era un pecado; las 5 de la mañana, algo habré tomado que acepté y con cara de guante de box me presenté en su casa. Caminamos en Coyoacán y encontramos una cola más larga que mis malos pensamientos. Por ahí de las 10 de la mañana logramos entrar atrás de dos señoras que platicaban de lo cara que está la vida y de los borrachos que eran sus maridos. Bien, en el grupo organizador se encontraba una señora que llevaba la batuta y una tablita en la que hacía anotaciones misteriosas, entendí el motivo de los jeroglíficos cuando me di cuenta que miraba fijamente a las damas delante de nosotros y les dijo con una voz que invitaba a la resignación: “ya no hay pruebas”. Sentí que la vida me había traicionado cuando escuché a las damas de adelante decir: “Bueno, por algo ocurren las cosas”. No las agredí porque no son modos, dejé a mi amiga en su casa y me regresé a dormir pensando en lo cara que está la vida.

Otro tema que siempre ha llamado la atención es el español “mexicano” y por ello me refiero a la enorme ambigüedad barroca que utilizamos para comunicarnos con nuestros semejantes. Como sé que esto es críptico procederé a utilizar algunos ejemplos:
“Te aviso”.- Esta frase normalmente cuando alguien recibe una invitación indeseable, por ejemplo a los quince años de la hija de un pariente o a comer en Lomas de Bellavista, por supuesto la respuesta correcta debería ser que antes se congelaría el infierno a que se decida asistir a tal evento. Sin embargo, decirle de plano no a alguien nos parece una grosería. El problema es que como nunca se avisa el agravio se magnifica y con ello perdemos amistades por la simple incapacidad de expresar lo que sentimos. Un nieto de la conducta anterior son las listas de WhatsApp, está uno sentado sin hacerle daño a nadie y de pronto lo agregan a una lista que puede ser tan interesante como “generación fulanita de tal de la secundaria sutanita”. Uno no lo ha solicitado y de pronto se ve arrastrado a cuestiones de vital importancia como que es el cumpleaños de Margarita y en lugar de nombrar a un representante de los 50 involucrados, que sería lo sensato, para que felicite a la susodicha a nombre de todos, se inicia un rosario de felicitaciones que acaba con la memoria del aparato en cuestión de minutos.

“¿Qué crees?”.- Esta frase no es como se podría pensar una duda genuina a la que se podría responder: “Creo en el Padre el Hijo y el Espíritu Santo”, no, se trata de la premonición de un desastre; normalmente la noticia puede ser que la casa se inundó que el auto está inservible o que los archivos de la computadora que se descompuso son irrecuperables. Siempre me ha llamado la atención la formulación anterior ya que es tan predecible como un eclipse de sol y apenas uno la escucha se encomienda al Santo de su elección y espera con la resignación de un galeote.

“Con todo respeto”.- Esta es una joya que el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador llevó a alturas artísticas. Se sabe que cada que se pronuncia lo que seguirá es un obús que no muestra el menor respeto ni es atenuado por la frase inicial que nuevamente se vuelve premonitoria de un golpe demoledor. La gente tiende a decir cosas como: “Con todo respeto, me parece que su falda es horrible” o “Con todo respeto a la comunidad española les digo que no somos sus lacayos”, “Con todo respeto Luis pero eres un pendejo” y entra aquí un largo etcétera. Es entonces menester prepararse cada que alguien invoque que nos respeta mucho porque lo que sigue es un fierrazo.

“No si no es eso”.- La experiencia nos ha demostrado que siempre es ESO, el manual del lenguaje mexicano nos indica que esta frase debe ser usada en casos como el de los dineros. “Si no se trata de dinero”, por supuesto se trata de dinero. La frase se suele exclamar cuando uno está encabronado y trata de salir del brete para no quedar como El Avaro de Molière.

“Voy llegando”.- Esta frase se utiliza normalmente cuando el emisor no ha salido de su casa que se encuentra a 15 kilómetros de distancia, el machetazo se confirma con la siguiente frase: “es que se me está acabando la pila”. Sobre este punto no contestar un mensaje de celular es motivo de sospecha, señaladamente de adulterio “¿por qué no contestas?”, “Te estoy marcando” e inicia un largo etcétera.

La igualdad de género en la semántica. Probablemente usted no lo sepa, querido lector pero soy profesor en una Universidad de la ciudad de México y tengo la costumbre de poner algunos trabajos a mis estudiantes, soy minucioso al revisar y la primera vez me encontré con el siguiente término “nosotrxs”, asumí que era una errata pero en un siguiente párrafo me encontré con “ellxs” y caí en cuenta que no se trataba de la tipografía, sino de la igualdad de género y me quedé pensando sobre el tema.

Veamos, cuando yo expreso que alguien es gordo o negro no utilizo una carga adjetiva, simplemente describo a alguien con un índice de masa corporal muy alto u otra persona que tiene la piel muy obscura a causa de la melanina. La estupidez humana, que todo lo toca ha decidido que estos términos son despectivos y entonces ideó al abuelo del lenguaje de hoy que, como escribí antes supone agregar el sufijo “ito” y de esta forma descubrimos a los inditos, los gorditos y los negritos. Era la primera señal de alarma que no supimos escuchar.
Hemos llegado a temas absurdos asociados a este brote de buenas conciencias, los Pieles Rojas de Washington tuvieron que cambiar su nombre, se ha propuesto censurar ciertas películas porque no corresponden a la realidad edulcorada de estos tiempos. Se ha puesto de moda decir “otres” por “otros”. Recuerdo que desde hace años me rebelé contra esta postura, pero yo soy un pobre diablo, si alguien enarboló una bandera inteligente y lúcida contra el lenguaje políticamente correcto fue Javier Marías, escritor español fallecido en 2022 probablemente de la causa que yo moriré. Sus escritos son navajas afiladas que cuestionan la imbecilidad de tratar de entender que la equidad se construye con el lenguaje (me hago cargo de que lo que acabo de escribir es políticamente incorrecto pero en fin). Déjeme darle un ejemplo de la navaja de Marías sobre el tema:

ISABEL MONTA A FERNANDO por Javier Marías
Con razón me considerarán un pesado, pero siempre aduciré en mi descargo la vieja excusa infantil: “Yo no he empezado”. Si la realidad es insistente y pelma, además de con frecuencia imbécil, hay que salirle al paso una y otra vez, porque los que la manipulan son tan tenaces –parece que les sobre el tiempo, o que lo dediquen todo a una sola causa que, en cuanto nos cansemos quienes les contestamos y dejemos de hacerlo, aquéllos impondrán sus memeces como una apisonadora. Leo en una columna de mi colega Pérez-Reverte que la Junta de Andalucía, a través de sus consejerías de Medio Ambiente, Presidencia, Igualdad y Hacienda –cuatro, nada menos, han de estar bien ociosas- publica una guía de 71 páginas para propiciar “el conocimiento de la perspectiva ecofeminista y potenciar el lenguaje periodístico desde una perspectiva de género medioambiental”. Al redactor o redactora de semejante galimatías habría que enviarlo de vuelta a la escuela, o, mejor, deportarlo. Bueno, ya pueden imaginar de qué va la guía, apenas distinta de las directrices que hace unos años soltó Comisiones Obreras y de las que proliferan aquí y allá: que no se diga “los alumnos” sino “el alumnado”, ni “actor” sino “persona que actúa”, ni siquiera “futbolistas”, que termina en “as”, sino “quienes juegan al fútbol”. Ya lo saben los periodistas deportivos: en aras de las perspectivas “ecofeminista” y “de género medioambiental”, nada de escribir “Los futbolistas del Barça”, sino siempre, y machaconamente, “quienes juegan al fútbol del Barça”. Amenas crónicas íbamos a leer.
Pero lo mejor ya lo señalaba Pérez-Reverte (no me parece justo que no se enteren los lectores de El País Semanal). A partir de ahora, a la “infancia” andaluza se le escamoteará la famosa frase atribuida a la madre de Boabdil al perder éste Granada en 1492, ya se acuerdan: “No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre”.
Aquella madre era una machista del copón, y no la disculpan ni la época en que vivió ni que por entonces las mujeres no guerrearan –salvo excepción– ni nada de nada. Así que se censura lo que la leyenda o la poesía popular dicen que dijo, y se sustituye por la siguiente frase, sosa e inexacta a más no poder: “No llores, pues no tienes motivos para ello”. Hombre, motivos no le faltaban, acababa de perder su reino y lo habían largado al exilio, y con él a muchos de sus súbditos. Nada, la guía ni siquiera se ha preocupado de buscar un equivalente más sonoro y lucido: podían haber suprimido lo del hombre y la mujer y haberlo dejado al menos en “No llores ahora lo que no supiste defender”. No sé, lo de “defender” algo les debe de haber resultado sospechoso a las cuatro consejerías, quizá poco medioambiental.

Si la cosa se limitara a Andalucía … No, señor, en las mismas fechas nos enteramos de que un editor estadounidense ha decidido reeditar Huckleberry Finn, de Mark Twain, sustituyendo la palabra despectiva “nigger”, que los personajes del siglo XIX emplean, por “esclavo”, y la más bien humorística “injun” (transcripción de una determinada pronunciación de “indian”) por no sé bien qué, seguramente por “americano nativo”, que es como ahora exige el espíritu censor que se denomine a comanches, siux, cheyenes y demás. Lo peor de todas estas iniciativas no es su ridiculez intrínseca, sino el ánimo que subyace a ellas, y que no es otro que el de mentir, falsear, ocultar, tergiversar, adulterar y censurar el pasado, la historia y la literatura. Ya que el pasado no fue como debería haber sido ni como el presente que aspiramos a instaurar, vamos a falsificarlo sin más.
Artículo publicado el 13/2/11 en El País Semanal.

Pongo un ejemplo, la cadena HBO acaba de anunciar que sale de su cartelera la película “Lo que el viento se llevó” porque acrecienta prejuicios raciales. Es un poco demasiado. He notado el cuidado que ponen ahora algunos comunicadores para no meter la pata en algo que los puede llevar a un juicio que arruine su carrera. Ojalá se me entienda, comprendo perfectamente que no es un mundo perfecto y que es necesario hacer ajustes pero dudo que escribir “otr@s” sea la solución.

Copyright © 2023 | Fedro Carlos Guillén Rodríguez

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